martes, 23 de enero de 2018

Razones por las que imaginar nuestra muerte nos ayuda a vivir mejor


¿Vives para morir? ¿Qué te gustaría que dijeran de ti en tu funeral?
 

Te sientes desorientado. No sabes cómo llegaste a ese lugar, pero tienes la extraña sensación de haber estado allí anteriormente. Sin embargo, ese pensamiento sale rápidamente de tu mente para darle paso a una pregunta. ¿Por qué te encuentras en una capilla donde se está celebrando un velorio? Aunque aún no sabes cómo llegaste a ese lugar, parece obvio lo que está sucediendo: la muerte de un persona, tal vez un familiar o un amigo. Piensas que debe ser alguien cercano a ti porque de otra manera no estarías en ese lugar. Al mirar a tu alrededor observas a muchos familiares, amigos y algunos compañeros de trabajo en el sitio.

Sientes nerviosismo, notas que de alguna manera estás relacionado con todas las personas que se encuentran en el lugar, algo no debe de estar bien. Te levantas y te diriges a la pequeña fila de personas que se encuentra a un costado del ataúd esperando ver por última vez a la persona fallecida. Parece que nadie nota tu presencia, pero sabes que se debe a la tensión que se respira en ese lugar. Todos tienen algo en qué pensar mientras que otros no desean hacerlo. Estás a tan sólo uno pasos del ataúd; pero no hace falta que te acerques más, ya sabes quién es la persona que se encuentra allí acostada. De hecho lo sabes todo: su nombre, su edad, dónde vivía, cuántos años tenía, todo. Estás en completo shock, no puedes creer lo que tu ojos están viendo…


Todos tenemos conciencia sobre la muerte. Todos, absolutamente todos los seres humanos tenemos conciencia de ella. Sabemos que es algo que tarde o temprano, queramos o no, pasará. Sin embargo, durante mucho tiempo sentimos su presencia tan lejana que realmente no nos preocupa porque ¿quién piensa en morir cuando tiene tanto por vivir? ¿Pero en qué nos ayuda esta conciencia sobre la muerte?

Principalmente, nos da un sentido de urgencia. Saber que nuestros días no son eternos nos hará entender que el mejor momento de actuar es ahora, porque sencillamente el mañana no existe. No se trata de darle un enfoque pesimista y pensar que nada vale la pena simplemente por el hecho de que todos en algún momento vamos a morir, todo lo contrario. Se trata de entender que nuestro paso por la vida es finito y debemos hacer lo necesario por pagar nuestro derecho vivir.
 

¿Cómo pagar nuestro derecho a vivir? Estás en completo shock, no puedes creer lo que tu ojos están viendo… ¡Eres tú! Eres tú quien está acostado, inmóvil dentro del ataúd. No entiendes lo que está pasando, pero de alguna manera comprendes que si nadie puede notar tu presencia es porque lo que tus ojos están viendo es real. Tomas unos instantes para calmarte, cuando de repente notas cómo alguien del público se levanta y pasa al frente para dar un discurso sobre el fallecido. Es decir, un discurso sobre ti. Obviamente sientes curiosidad y prestas atención a lo que esta persona dice, se trata de un completo desconocido, es la primera persona en ponerse de pie y hablar mientras todo el sitio queda en completo silencio y tú no sabes de quién se trata.


Piensas que debe ser una broma, ¿cómo alguien que nunca has visto en tu vida es la primera persona que va a hablar de ti? Pero antes de que escuches lo que va a decir debes pensar en lo que te gustaría escuchar. Esta persona va a hablar de todos los logros que alcanzaste, de lo bonita que era tu familia, de cómo la trataste cuando te conoció por primera vez. Piensa nuevamente: ¿qué te gustaría escuchar?

Dependiendo de tu respuesta, tu vida cobra sentido. ¿Te gustaría que hablaran de ti como una persona exitosa? ¿Qué estás haciendo ahora para lograrlo? ¿Quisieras que dijeran que eras un hombre o mujer de familia? ¿Ahora lo eres? Si te tocara escribir tu epitafio hoy, ¿qué colocarías? ¿Un buen padre o madre, un buen esposo o una buena esposa, un buen hijo o hija? ¿Realmente lo eres? Vive ahora. No permitas que tu vida cobre sentido justo antes de que te toque morir. Vive ahora lo que deseas vivir, sé la persona que deseas ser porque al final de cuentas sólo tienes esta vida para serlo.

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