miércoles, 27 de diciembre de 2017

Sigmund Rascher, el médico nazi que intentó revivir muertos con sexo


La medicina nazi requirió de varios terribles experimentos que incluyeron la muerte de muchos inocentes.


Vivió rodeado de riqueza. La opulencia siempre fue parte de su vida y desde pequeño ya tenía trazado el camino: ser médico, al igual que su papá. Cuando Sigmund Rascher cumplió los 21 años, en 1930, comenzó sus estudios en medicina y tres años después ya era parte del Partido Nacionalsocialista Alemán.


                         

En 1939, ya mostraba su compromiso con el régimen de Adolf Hitler, y, como parte de su demostración, comenzó a realizar horribles experimentos en la época nazi, que incluían a mujeres para tener sexo con muertos y así revivirlos, justo en el campo de concentración de Dachau, en Alemania. Sus extrañas teorías científicas son parte de la historia y aunque no se haya comprobado su eficacia, siguen siendo parte del estudio de lo ocurrido durante la época nazi.

Quería revivir a los pilotos muertos, ese era el principal objetivo de Rascher. Regresar a la vida a aquellos que cayeron en el mar del Norte y que, por el frío extremo, morían o quedaban inconscientes. El experimento consistía en introducir en agua helada a un reo y, cuando caía inconsciente, elegía a una prisionera para tener relaciones sexuales con él. Este experimento buscaba determinar cómo responde el cuerpo humano al cambio brusco de presión y de temperatura, para saber también cómo podía regresarlo a la vida.


                                             

Nunca se comprobó esta teoría. Más de 300 personas fueron las que murieron durante esos experimentos y, si acaso alguien quedaba con vida, recibía una sentencia de cadena perpetua para que no revelara lo que le había sucedido en el laboratorio de Rascher.

Lo que quería hacer Rascher en un inicio era revivirlos dándoles baños con agua muy caliente, pero uno de sus asistentes, supo que en la costa norte, las mujeres de los pescadores víctimas de hipotermia los reanimaban metiéndose a la cama con ellos para revivirlos con su calor.

                                  


Paradójicamente, en uno de sus intentos por agradar a Hitler, quiso demostrarle que la población alemana se podía aumentar incrementando la edad a la que se tenían hijos. Fue entonces que Rascher hizo público que su esposa tuvo a sus tres hijos después de los 48 años. Durante su cuarto embarazo, Nini Rascher, la cónyuge del médico, fue detenida por intentar raptar a un bebé.


Ahí fue cuando se dieron cuenta que su embarazo era falso y aumentaron las sospechas sobre las mentiras sobre sus otros tres niños, los cuales, indican las autoridades alemanas, pudieron haber sido comprados. Debido a esto, tanto a Rascher como a su esposa los arrestaron en 1944 y un año después, fue ejecutado en una celda de Dachau sin poder comprobar ninguna de sus teorías científicas.

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