miércoles, 27 de diciembre de 2017

Cómo amar a una mujer hasta la obsesión según Nietzsche


Nietzsche se convirtió en un experto al tratarse de amar a una mujer hasta la obsesión y, de hecho, todos los seres humanos están expuestos a enamorarse.

Tal vez si Friedrich Nietzsche hubiera sabido cómo controlar sus celos, Paul Rée, Lou Andreas-Salomé y él hubieran podido hacer el trío perfecto. De acuerdo a una gran recopilación biográfica sobre el filósofo alemán, Salomé fue el amor más imposible del poeta. Nos referimos a ella como el más imposible porque, al parecer, la lista de amores fallidos, relaciones destructivas y romances fatídicos fue larga para el filósofo alemán.




«El hombre ama dos cosas: el peligro y el juego. Por eso ama a la mujer, el más peligroso de los juegos».

Así pensaba Nietzsche. Se sabe que el músico y filólogo era un hombre enamoradizo que además de respuestas sobre la vida, se la pasó buscando el amor. Sin embargo, la forma en la que el pensador se enamoraba e intentaba conquistar a las mujeres que le interesaban, no era la mejor.

Así como el ser humano se obsesiona con una idea, se vuelve adicto a una droga o se prende de una persona, a Nietzsche le costaba enamorarse sin obsesionarse. Salomé no fue la única que experimentó el amor compulsivo, celoso y desquiciado del alemán; Rosalie Nielsen, Emma Guerrieri, Berta Rohr, Marie Baumgartner. Mathilde Trampedach, Luise Ott, Malwida von Meysenbug y Cósima Wagner, también fueran amadas y odiadas por el sabio.


Amar a una mujer hasta la obsesión pudo haber sido parte de la inmadurez emocional del autor de " Así habló Zaratustra", o bien, consecuencia de su misoginia. Sin importar la razón por la que Nietzsche no podía controlar sus sentimientos y pensamientos por una mujer, tanto su obra como su vida estuvo empapada de referencias machistas. Ser un 'superhombre', concepto desarrollado por el filósofo, tal vez no sólo se refería a aquel que supera la esclavitud de la condición humana, sino a la metamorfosis que el soñaba vivir para convertirse en el hombre más respetado y admirado por las mujeres que él amaba.



«Hasta aquí hemos sido muy corteses con las mujeres. Pero, ¡ay!, llegará el día en que para tratar con una mujer habrá primero que pegarle en la boca».

Así se expresó Nietzsche de manera literaria para reflejar el odio que sentía cada vez que una mujer “inalcanzable” lo rechazaba. Además de sus conquistas fallidas, las veces que logró conciliar una relación no le fue posible impedir que sus romances se convirtieran en amores maternales; como el que tuvo con Marie Baumgartner o Malwida von Meysenbug. Amores platónicos fueron varios, Cósima Wagner y Luise Ott lo llevaron a obsesionarse con su belleza física e intelectual, pero ninguna aceptó más que una amistad con el autor de “Humano, demasiado humano” (1878).


Lo que realmente hacía que Nietzsche se obsesionara hasta los huesos con mujeres que sólo lo consideraban un intelectual admirable, era la inseguridad sobre su propia virilidad. Gracias a todas las veces que fue rechazado el dolor del desamor se convirtió en rencor. Pero por una extraña razón, cuando conseguía que una mujer lo deseara él prefería salir huyendo. Rosalie Nielsen, amiga del alemán, lo citó en la habitación de un hotel y cuando ella comenzó a insinuarse Nietzsche huyo saltando por una ventana; así lo afirma el diario El País. Por lo tanto, todo apunta a que Nietzsche sólo se obsesionaba con lo que no podía tener.

Los fracasos amorosos de Nietzsche puede que no sólo se debieran a su mala suerte o a su nula empatía sexual con las mujeres, su pensamiento filosófico y las corrientes que con éste explicaba y defendía también lo llevaron a caminos contrarios a los de sus enamoradas.



Sea como sea, Nietzsche se convirtió en un experto al tratarse de amar a una mujer hasta la obsesión y, de hecho, todos los seres humanos están expuestos a enamorarse de la peor forma posible. Los vacíos que distintos hechos de la vida nos han dejado, nos provocan dolor y ese sufrir nos lleva a buscar en el "amor", la oportunidad de llenar nuestros huecos. Sin embargo, cuando uno no se siente completo es imposible amar sanamente; es decir, sin obsesionarse.

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