La mujer india tenía 15 años cuando un paramilitar de 28 años al que rechazó la roció con ácido; 25 años después de sobrevivir a la tragedia, encontró el amor.
Pramodini Roul volvía de la escuela junto con su primo, ella tenía sólo 15 años cuando un soldado paramilitar, de 28, le arrojó ácido en la cara desde su bicicleta porque ella había rechazado su propuesta de matrimonio. El ataque la dejó ciega y con quemaduras faciales que desfiguraron su rostro.
Rani, como la llama su familia, sobrevivió a ese ataque hace 25 años, pero le costó mucho dolor, entradas y salidas del hospital, en el que la intervinieron incontables veces para poder salvar su vida y enfrentar las complicaciones médicas que hasta 2014 le costaron infecciones en todo el cuerpo.
La última gran batalla fue en las piernas hace tres años. Durante esa pelea, que sostuvo en el hospital, Rani conoció a Saroj Kumar Sahoo, amigo de su enfermera y con quien ahora planea casarse.
La historia de amor que ahora vive Roul es la recompensa a una década de dolor imparable, cinco cirugías reconstructivas en las que estuvo al borde de la muerte y una depresión crónica a causa de no poder moverse de su cama durante cuatro años, mientras su madre viuda sobrevivía a la pobreza al tiempo que la cuidaba y cambiaba religiosamente todos los vendajes de su cuerpo.
Un año han vivido juntos Rani y su novio Saroj en Nueva Dehli, donde ahora planean casarse y vivir. Según el diario británico The Daily Mail, la mujer de 40 años le dijo a la reportera Martha Cliff: «Él me ama como soy. Él siempre me anima a vivir feliz», sobre Saroj.
«Me siento muy afortunada de tenerlo. Él es muy comprensivo y siempre está ahí para mí. Siempre se siente bien ser amado y tener la seguridad de tener un compañero que ama y reconoce la bondad en ti», añadió en la entrevista donde explicó con detalle que se conocieron en marzo del 2014 en un hospital privado donde fue admitida para quitarle la pus que inundaba sus piernas tras un intento inoportuno de injertos de piel.
En ese momento, los médicos dijeron a su madre que Rani tardaría por lo menos cuatro años en recuperarse y caminar, pero el amor lo ha hecho posible antes.
Saroj visitaba el hospital porque la enfermera de Rani es amiga suya. El contacto no fue inmediato, pero una vez que supo y habló con ella, no dejó de ir a visitarla todos los días. Él renunció a su trabajo para pasar todo el tiempo con ella y ayudarla en su recuperación y con la terapia física, gracias a la cual ya puede sostenerse en pie por sí misma.
La relación no se hizo formal hasta mucho tiempo después, cuando ya no pudieron ocultar lo que sentían el uno por el otro. Sobre todo implicaba una preocupación para Rani, quien no creía que el amor fuera a sucederle y menos estar preparada para ello.
Mientras, ella sigue sometiéndose a cirugías para recuperar la vista y trabaja con la Fundación Chhanv, que se dedica a darle atención a los sobrevivientes de ataques con ácido.
El atacante de Rani nunca fue detenido ni castigado por lo que le hizo, y el caso fue desestimado de la Corte en 2012 porque ella no pudo llevar pruebas a la Policía por estar postrada en la cama y su familia cercana apenas podía cuidarla y conseguir lo necesario para vivir.
«Estoy feliz de poder reiniciar mi vida nuevamente, pero sería maravilloso si pudiera obtener todas las cirugías reconstructivas pronto», deseó al final de la entrevista.
Pramodini Roul volvía de la escuela junto con su primo, ella tenía sólo 15 años cuando un soldado paramilitar, de 28, le arrojó ácido en la cara desde su bicicleta porque ella había rechazado su propuesta de matrimonio. El ataque la dejó ciega y con quemaduras faciales que desfiguraron su rostro.
Rani, como la llama su familia, sobrevivió a ese ataque hace 25 años, pero le costó mucho dolor, entradas y salidas del hospital, en el que la intervinieron incontables veces para poder salvar su vida y enfrentar las complicaciones médicas que hasta 2014 le costaron infecciones en todo el cuerpo.
La última gran batalla fue en las piernas hace tres años. Durante esa pelea, que sostuvo en el hospital, Rani conoció a Saroj Kumar Sahoo, amigo de su enfermera y con quien ahora planea casarse.
La historia de amor que ahora vive Roul es la recompensa a una década de dolor imparable, cinco cirugías reconstructivas en las que estuvo al borde de la muerte y una depresión crónica a causa de no poder moverse de su cama durante cuatro años, mientras su madre viuda sobrevivía a la pobreza al tiempo que la cuidaba y cambiaba religiosamente todos los vendajes de su cuerpo.
Un año han vivido juntos Rani y su novio Saroj en Nueva Dehli, donde ahora planean casarse y vivir. Según el diario británico The Daily Mail, la mujer de 40 años le dijo a la reportera Martha Cliff: «Él me ama como soy. Él siempre me anima a vivir feliz», sobre Saroj.
«Me siento muy afortunada de tenerlo. Él es muy comprensivo y siempre está ahí para mí. Siempre se siente bien ser amado y tener la seguridad de tener un compañero que ama y reconoce la bondad en ti», añadió en la entrevista donde explicó con detalle que se conocieron en marzo del 2014 en un hospital privado donde fue admitida para quitarle la pus que inundaba sus piernas tras un intento inoportuno de injertos de piel.
En ese momento, los médicos dijeron a su madre que Rani tardaría por lo menos cuatro años en recuperarse y caminar, pero el amor lo ha hecho posible antes.
Saroj visitaba el hospital porque la enfermera de Rani es amiga suya. El contacto no fue inmediato, pero una vez que supo y habló con ella, no dejó de ir a visitarla todos los días. Él renunció a su trabajo para pasar todo el tiempo con ella y ayudarla en su recuperación y con la terapia física, gracias a la cual ya puede sostenerse en pie por sí misma.
La relación no se hizo formal hasta mucho tiempo después, cuando ya no pudieron ocultar lo que sentían el uno por el otro. Sobre todo implicaba una preocupación para Rani, quien no creía que el amor fuera a sucederle y menos estar preparada para ello.
Mientras, ella sigue sometiéndose a cirugías para recuperar la vista y trabaja con la Fundación Chhanv, que se dedica a darle atención a los sobrevivientes de ataques con ácido.
El atacante de Rani nunca fue detenido ni castigado por lo que le hizo, y el caso fue desestimado de la Corte en 2012 porque ella no pudo llevar pruebas a la Policía por estar postrada en la cama y su familia cercana apenas podía cuidarla y conseguir lo necesario para vivir.
«Estoy feliz de poder reiniciar mi vida nuevamente, pero sería maravilloso si pudiera obtener todas las cirugías reconstructivas pronto», deseó al final de la entrevista.
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