sábado, 23 de diciembre de 2017

Cómo convertirse en hombre en 7 fotografías sobre el vudú en Senegal

Y tú, ¿qué hiciste para convertirte en hombre?

No se es hombre, se elige serlo.

A lo largo del mundo, la identificación de las sexualidades tiene manifestaciones diversas. En Senegal, por ejemplo, es a través de la lucha vudú. Ésta es más una ceremonia espiritual que un deporte o una práctica física.

Bailes con música hipnóticamente repetitiva al ritmo de tambores que hacen entrar en trances, leche sobre el cuerpo, oraciones a los espíritus de las piedras; es así como los luchadores se preparan para pelear. Es justo en ese momento cuando inicia la transición del niño al hombre.


 
Además, algunos líderes religiosos llamados morabitos fabrican y venden amuletos y pociones mágicas para los luchadores. Ésta es de gran ayuda para fortalecerlos desde el espíritu. Por si fuera poco, cada uno tiene a su propio chamán, quien los prepara con señales del Universo para la pelea.



El clima también tiene mucho que ver; debido al fuerte calor que existe por la mañana, las competiciones se llevan a cabo al caer la noche. Esto crea una esfera mística alrededor de los competidores y los espectadores.

Mientras la noche cae, la música acrecienta el furor. La emoción de los espectadores forma una atmósfera que trasciende el mero espectáculo. Un universo nuevo nace.



Para Occidente, cuya visión de la pelea está vista sólo cómo un deporte de potencial enriquecimiento económico, estas luchas parecen extrañas. La invocación de poderes sobrenaturales, la importancia que se le da a la preparación espiritual y física, en fin, la entrega completa del jugador en la lucha no nos suena muy cercano debido a la adaptación producida y acostumbrada de separar los esfuerzos físicos con cualquier elemento emocional o espiritual.



Mientras, en Senegal el vudú es el deporte nacional; todos los estratos de la población miran con asombro y respeto esta práctica, pues es parte de sus raíces más profundas. Desde pequeños, los niños aprenden que ése es el camino del valor y comienzan sus entrenamientos tan pronto sea posible. No son sencillos, implican horas de esfuerzo y sudor, pero ser el ganador hace que valga la pena todo el esfuerzo.



Los espectadores se entregan a sus estrellas; cada luchador tiene sus propios seguidores, pero todos ellos son vistos con respeto y admiración.

La lucha es más importante y prestigiada que el fútbol. Algunos —los más afortunados económicamente—entrenan desde sus gimnasios, otros más desde las playas, pero todos tienen algo en común: buscar la victoria.

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