martes, 13 de febrero de 2018

Hermosa parábola- El Perrito Cojo

    

El dueño de una tienda estaba poniendo en la puerta un cartel que decía: "Cachorros en venta". Como esa clase de anuncios siempre atrae a niños, de pronto apareció un pequeño y le preguntó: 


—¿Cuál es el precio de los perritos? 

El dueño contestó: 

—Entre treinta y cincuenta dólares. 

El niñito se metió la mano al bolsillo y sacó una monedas. 

—Sólo tengo $2,37. ¿Puedo verlos? 

El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió una perra seguida por cinco perritos, uno de los cuales se quedaba atrás. El niñito inmediatamente señaló al cachorrito rezagado. 

—¿Qué le pasa a ese perrito?— preguntó. 

El hombre le explicó que el animalito tenía la cadera defectuosa y cojearía por el resto de su vida. El niño se emocionó mucho y exclamó: 

—¡Ese es el perrito que yo quiero comprar! 

Y el hombre le replicó: 

— No, tú no vas a comprar ese cachorro. Si realmente lo quieres, yo te lo regalo. 

                                 
     
El niñito se disgustó y, mirando al hombre a los ojos, le dijo: 

— No, no quiero que usted me lo regale. Creo que vale tanto como los otros perritos, y le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2,37 ahora y cincuenta centavos cada mes, hasta que lo haya pagado todo. 

El hombre contestó: 

— Hijo, en verdad no querrás comprar ese perrito. Nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros. 

El niñito se agachó y levantó su pantalón para mostrar su pierna izquierda, retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo: 

— Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda. 

El hombre se mordió el labio y, con los ojos llenos de lágrimás, dijo: 

— Hijo, espero que cada uno de estos cachorritos tengas un dueño como tú. 

En la vida no importa quiénes somos, sino que alguien nos aprecie por loo que somos, nos acepte y nos ame incondicionalmente.

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