martes, 6 de febrero de 2018

Mujeres y niñas amputadas en el mundo, la cero tolerancia a la mutilación genital femenina


Por intentar desaparecer el deseo sexual, para llegar vírgenes al matrimonio y demás tradiciones, miles de mujeres son mutiladas diariamente.

Charity Elena tiene apenas once años. Su vida en Kenia no ha sido la más fácil desde que su padre pensó que mutilar sus genitales era la mejor forma de disminuir su deseo sexual. «Intentaron cortarme. Mi padre quería, mi madre no, así que me ayudó a escaparme de mi tía», relató Charity para la ONG Wanawake, una institución que va en contra de la ablación.

En el mundo, 200 millones de mujeres sufrieron de mutilación genitales. De ellas, 44 millones son niñas, así como Charity. Cada año, de acuerdo a cifras publicadas por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), son mutiladas tres millones de niñas en todo el orbe, y treinta millones más corren el riesgo de ser víctimas de esta práctica.

Este 6 de febrero, Día Mundial de la Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, te explicamos algunas claves para entender este problema que no sólo afecta a comunidades situadas en África sino también a niñas y mujeres en Oriente Medio, Asia y sí, América Latina.



Esta práctica se hace, sobre todo, en comunidades pobres.

La mutilación genital femenina corresponde, no a una práctica religiosa, sino a una más tradicional, según Unicef. El caso de Charity es uno muy común: ser mutiladas para disminuir el deseo sexual. Otra, por ejemplo, corresponde a ese tabú conservador de mantenerse virgen hasta el matrimonio.

Por supuesto que la situación socioeconómica también es un factor importante (que no justificable) en esta terrible práctica. En muchas de estas comunidades, sobre todo las africanas, se considera que los genitales femeninos son poco higiénicos y antiestéticos. Que estén mutilados antes del matrimonio, incluso, es requisito para que la mujer pueda casarse.



Millones de niñas en el mundo son víctimas de esta práctica por tradición en sus comunidades.

El daño para las niñas y mujeres que son víctimas de la mutilación genital es, sin duda, permanente. Además de verse expuestas ante la sociedad, la depresión, la ansiedad y la baja autoestima también hacen mella en la vida de quienes la padecen.

No obstante con que la práctica ya es terrorífica, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que, además de la común, hay otros tres tipos de mutilación genital femenina. La recurrente es la extirpación de los labios menores, mayores y el clítoris, además del cierre de la vagina a través de la sutura.

Los tres restantes, que son menos utilizados, pero igual se realizan son a través de la amputación parcial o total del clítoris; la extirpación del clítoris y los labios menores y, por último, la perforación, incisión o raspado genital.



Las niñas y mujeres que son mutiladas, sufren consecuencias irreparables.


Aunque la mutilación genital femenina es una práctica que en gran porcentaje se rechaza por la ciudadanía, sigue sin implicar ningún castigo quienes la llevan a cabo. De acuerdo a la Unicef, desde el año 2000, el alcance de la mutilación genital femenina descendió 25 por ciento y que, en la última década, cerca de 18 mil comunidades rechazaron públicamente la práctica.


Alrededor del mundo, el trabajo de activistas y organizaciones internacionales también tiene mucho que ver a la hora de prohibirse la práctica. En Liberia, por ejemplo, aunque se abolió únicamente por un año, ya se presiona al presidente para que sea de manera permanente.


En 2016, a través del Parlamento de la Unión Africana (UA) se prohibió la mutilación genital femenina en sus 50 estados. Evitar que se sigan multiplicando casos como el de Charity, en Kenia, es un trabajo de fondo que incluye la educación y sobre todo la humanización de los pueblos en donde se sigue aplicando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario