lunes, 9 de abril de 2018

Gua, la chimpancé criada como un bebé humano


La historia de la psicología se encuentra repleta de estudios y experimentos insólitos que difícilmente estarían justificados o serían posibles en la actualidad. El motivo es que muchos de estos estudios se basaban en la experimentación con niños pequeños, adolescentes o personas con algún tipo de trastorno mental o psiquiátrico, todos ellos incapaces de decidir o comprender los efectos de este.

Uno de estos experimentos fue el de la chimpancé Gua, realizado por el psicólogo W. N. Kellogg. Se trata de una investigación sobre la conducta y el aprendizaje en el que Gua se crió durante meses en el seno de una familia, con la intención de comprobar si la chimpancé podía ser educada como el resto de los niños.


En la década de los años 30 Winthrop N. Kellogg, un psicólogo y profesor de la Universidad de Columbia, especializado en los procesos de condicionamiento, aprendizaje y conducta humana, se propuso investigar acerca de las diferencias existentes entre animales y humanos en materia de aprendizaje y comportamiento.

Para ello Kellogg adoptó una hembra de chimpancé de dos meses de edad y la introdujo en su hogar con la intención de educarla de la misma manera que hacía con su hijo Donald, el cual en aquel entonces no alcanzaba el año de edad. Durante unos varios meses, Kellog los crió com si fueran hermanos, dedicando la misma atención, cariño y cuidados a cada uno de ellos con el objetivo de contemplar y analizar la evolución y el aprendizaje de los dos.


Al animal escogido para el estudio se le otorgó en nombre de Gua y, sin que ella lo supiera, su objetivo era revelar en qué momento comenzaba a iniciarse algún tipo de distinción entre los procesos y avances en el aprendizaje entre un animal y un humano.

Tras nueve meses de convivencia, los resultados no fueron para nada como los esperados por Kellogg, ya que, resumidamente, Gua terminó por “humanizarse” hasta el punto de aprender de forma más rápida y eficaz que su hijo, y el pequeño acabó por desarrollar conductas propias de un chimpancé como probar todas las cosas con la boca o emitir aullidos y gruñidos como Gua.



Tal fue el grado de aprendizaje del pequeño que una gran parte de los modismos y hábitos que este había aprendido de Gua permanecerían intactos a lo largo de la vida de este.

El producto de esta investigación se materializó con la obra The ape and the child, publicada en 1931 y que no estuvo exenta de críticas y polémicas. En su texto, Kellogg detalla todas y cada una de las actividades y juegos de aprendizaje que realizaba con ambos, así como los efectos que estas tenían en los pequeños.


Como consecuencia, el psicólogo norteamericano recibió críticas muy tenaces y despiadadas que lo acusaban de haber sometido a su hijo y al animal a un experimento que dejaría marca en ambos para toda la vida. El impacto de las críticas caló hondo en Kellogg, el cual terminó reconociendo que se había equivocado.

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